Biomateriales: la gran apuesta del diseño por un mundo más sostenible

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Entre las señales de alerta que está dando la Tierra queda clara la necesidad imperiosa de reemplazar el plástico, un material tremendamente celebrado cuando nació hace más de 50 años, hoy transformado en un drama ambiental que nos afecta a todos.

Muchos diseñadores –profesión que tiene como misión principal “proyectar un mundo mejor”– están dedicándose actualmente a la biocreación o al biodiseño, según sus distintas denominaciones.

Es decir, el uso de todo tipo de plantas, hongos, algas, descarte vegetal y residuos de la industria alimenticia –como té, café y hasta huesos de animales– para crear materiales compostables, biodegradables, reutilizables, reciclables. En definitiva, una alternativa sustentable.

Jóvenes promesas

Argentina radicada en España, la artista, joyera y diseñadora Agostina Laurenzano es un fiel exponente de una nueva generación que busca evitar los materiales contaminantes. Como una alternativa al uso de resina sintética en sus obras utiliza bioplásticos.

También enseña algunas recetas para la elaboración de ingredientes tales como polímero, pigmentos y texturas naturales.

«El bioplástico será la alternativa a ese envase de un solo uso, con el que se busca la practicidad de un material liviano y muy fácil de desechar, pero que además desaparezca tan rápidamente como lo fue su vida útil»

Así, lo recomienda para packaging seco (embalaje, envíos, correo), para envases de aceite o alimentos que deban guardarse en la heladera o el congelador (embutidos, pastelería fresca y panificación, pastas). En decoración ella lo aplica en lámparas y cuadros, y también en joyería.

La diseñadora industrial Sofía Ribetto presenta en el libro BioObjetos, Diseño + Ciencia (recopilación de Lorena Bonilla) sus procesos de trabajo y su más reciente colección “Primitiva”: vajilla y descartables elaborados directamente con el café (combinado luego con cera) que es desechado en las cafeterías de Buenos Aires.

A partir de un estudio realizado en cafeterías de barrio, se observó que cada una utiliza y desecha entre 5 y 7 kilos de posos de café al día; que se sirven en una media de 120 vasos desechables.

Actualmente, ni la materia orgánica ni los vasos desechables se reciclan, sino que se tiran a los contenedores de basura.

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