Juan Carlos Jensen, tendrá su monumento

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Los días 7, 8, 9 y 10 de febrero se desarrollará la tradicional fiesta chamamecera en Mburucuyá, adonde semanas atrás llegó Julio Mac Donald para comenzar a trabajar en una obra escultórica muy especial: un monumento a Juan Carlos Jensen, referente del chamamé, oriundo de esas tierras. “Esta iniciativa surge por parte del Municipio local. Estuve realizando diferentes trabajos en la ciudad de Corrientes y ahora recién pude venir a enfocarme de lleno en este monumento”, explica Mac Donald.
Juan Carlos Jensen fue docente, empresario y poeta chamamecero. Entre sus obras podemos mencionar Siempre se vuelve, Te vengo a recordar, La serenata prometida, Santo Ara, Che pago Manantiales, Canto para mi bandoneón, Calladamente, Poema a los 50, A los amigos, Al vino, entre otros. Falleció el 18 de octubre del 2018, en cada Festival del Chamamé su casa se convertía en un centro cultural donde tanto músicos como público en general quería estar presente.

Escultor de su tierra
Falta poco para que en el anfiteatro Eustaquio Miño se emplace el monumento a Juan Carlos Jensen. Por estos días el sol golpeó con intensidad y ayer la lluvia trajo algo de alivio, pero más allá del tiempo Julio Mac Donald moldaba la estructura de hierro. “Estoy instalado aquí en Mburucuyá haciendo este monumento. No es conveniente hacer el trabajo apurado, así que voy tranquilo. Me gusta trabajar la obra y buscar hasta el mínimo detalle, me gustaría que fuera igual, hasta la forma de atarse los zapatos”, desliza Julio y suelta la primera carcajada.
El escultor tiene manos grandes, agrietadas, su rostro no se sonroja ante un golpe. Tiene dedos largos y delgados, ásperos. Sonríe y su rostro es amable, bondadoso. Al hablar de la obra poética de Jensen se hace un silencio, las palabras salen al fin desgranadas como un verso. “Juan Carlos tenía una condición muy natural, muy suya. El era muy espontáneo. Le iban surgiendo los poemas. En distintos momentos del día estaba hilvanando un poema con diferente temática. Hay cosas que eran muy elaboradas, pero él también combinaba distintas formas de trabajo. Hay un escrito que me hizo acá en Mburucuyá cuando se inaugura el monumento a Antonio Niz, ahí él dice: ‘Julio no es un mes’”, cuenta y el afecto le gana. Se abre el silencio y la intimidad se ensancha.
“He estado y compartido con Juan Carlos diferentes momentos. Muchos vinos. En una oportunidad viajábamos a Manantiales y él manejaba el colectivo, en esa circunstancia iba escribiendo un poema. Así era Juan Carlos. Sus vivencias, sus andanzas, su contacto con la gente le permitían conocer en profundidad nuestra idiosincrasia, nuestra cultura, nuestro folclore. Las vivencias le permiten escribir sobre los temas que llevó a la poesía. Muchos podemos, quizás, acercarnos a sus vivencias, pero otra cosa es trasladar esas vivencias a la palabra poética”.
En el patio de trabajo hay distintas fotos de Jensen. Así trabaja Julio Mac Donald. Antes de realizar un busto o un monumento reúne una buena cantidad de imágenes desde distintos ángulos. Lo mira con reserva y dialoga con ellas. “En esta oportunidad, además, hablé con Karen, hija de Juan Carlos”, cuenta. “Le pedí que me pase algunas fotos que a ellos le gustan de su padre. El monumento tiene que ser también para la familia. Quiero sacar y dejar sellada su estampa. En este caso no hice un boceto, pero la experiencia me permite trabajar directamente sobre la obra que será emplazada”, revela.

Un lugar, una historia
En estas calles asfaltadas y de arena se amplía la vista del pueblo. Desde distintas casas se escucha chamamé. Los mburucuyanos son chamameceros, se conocen, se saludan y se sonríen en la calle. Julio Mac Donald hace tiempo que vive en la capital correntina y por ello ahora advierte que no conoce algunos rostros; sin embargo, la gente lo reconoce y lo saludan con afecto. “Salgo muy poco en estos días. Me gusta aprovechar al máximo la luz del día para trabajar. La obra es a base de hierro y cemento blanco”, explica.
El monumento estará emplazado en el predio donde tiene lugar el festival del Auténtico Chamamé Tradicional de Mburucuyá. Habitará al lado del de Salvador Miqueri. En medio de un chiste o una sonrisa, Julio Mac Donald se vuelve reflexivo: “Se van yendo los referentes históricos de este pueblo. “Uno no se da ni cuenta y pasa el tiempo”, advierte. “Creo que hoy falta más poesía en el chamamé. Tuvimos grandes poetas y hay que aparearse de esos poetas para continuar con esta tradición poética. Su pasión por la palabra quizás sea el legado más grande que haya dejado Juan Carlos Jensen a las nuevas generaciones. Además de todas sus obras”, desliza y su voz se vuelve más abstraída.
En el taller artístico, mientras tanto, Abel Fleitas busca con su cámara un ángulo, un cuadro para enmarcar y cerrar una foto del artista en su labor.
“Siento un profundo agradecimiento por quienes me dan la posibilidad de hacer esta obra. Así como pude hacer las obras de Antonio Niz y Salvador Miqueri. Ellos son queridos, valorados, respetados como personas y como artistas. Ahora tengo el compromiso de reflejar a Juan Carlos Jensen en esta obra y hacerlo parecido a lo que fue. Para mí es una gran satisfacción, un gran placer y también disfruto cuando estoy trabajando. Por ahí converso con esta figura, le hablo, lo miro y charlamos. En vida lo disfruté en las charlas, en la mesa compartiendo un vino. Juan Carlos celebraba la amistad, le daba un tiempo y un espacio a los amigos, eso también lo convirtió en un gran artista”. La voz de Julio se apaga y, al decir de Juan Carlos, se siente en paz y calma. Se recuesta en su silleta azul, mientras la noche madura y cierra otra jornada de trabajo.

Fuente: El Litoral

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