En el último operativo se secuestraron 300 kilos de manguruyú, especie protegida, cuya pesca está prohibida hace varios años.
Con el agravante de que se trata de los mismos pescadores furtivos a los que ya se les había secuestrado 3.000 kilos de dorado y 3.000 de surubí meses atrás. A estos secuestros se suman 3800 kilos de surubí y manguruyú.
En todos los casos el modus operandi de acopio ilegal se repite: varias canoas dejan la carga en precarias viviendas a la orilla del río, congelan el pescado en condiciones insalubres y aguardan la llegada de los transportistas.
fuete: El LItoral