Semana de la movilidad sustentable

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Desde el año 2000, entre el 16 y el 22 de septiembre de cada año se celebra en muchos lugares del mundo la Semana de la Movilidad Sustentable. El último de esos siete días coincide con la celebración del Día Mundial sin Autos. La iniciativa se gestó en Europa, a través de  una resolución de la Comisión Europea.

Desde ese entonces, año tras año aumenta el número de ciudades que se suman a esta propuesta cuyo objetivo es hacer visible la necesidad y la posibilidad de desarrollar formas de movilidad menos dependientes del automóvil, más equitativas, y más amigables con el ambiente.

Cuando hablamos de movilidad nos referimos a los traslados que las personas realizan de un lugar a otro con la finalidad de cubrir necesidades materiales, afectivas y de recreación. El paradigma predominante de movilidad en la mayor parte del siglo XX y lo que va del siglo XXI se sostiene en el uso predominante del automóvil privado. Sin embargo, progresivamente se vuelven más evidentes las consecuencias negativas de este modelo, tanto para las personas como para el ambiente urbano y natural. Tal vez no sea equivocado señalar que la peor y más visible de ellas son los siniestros viales con su consecuencia de muertes y lesiones. Sin embargo, no es la única. En términos energéticos, los automóviles son los principales consumidores de combustibles fósiles. En el proceso de combustión liberan a la atmósfera la mayor cantidad de dióxido de carbono proveniente de la actividad humana, junto con otros gases contaminantes y micropartículas que quedan en suspensión en el aire. Los automóviles también son la principal fuente de contaminación sonora en las ciudades, propician un uso poco equitativo del espacio, y hacen cada vez más complejo el uso de otras formas de transporte.

Orientar la movilidad hacia su desarrollo sostenible persigue dos objetivos principales: (1) disminuir el uso del automóvil privado, y (2) favorecer el uso del transporte público y de las modalidades no motorizadas o activas, como la bicicleta o la caminata. Un objetivo relacionado, pero que sólo resuelve el problema de las emisiones de gases contaminantes, es reemplazar el uso de combustibles fósiles por fuentes alternativas de energía como la electricidad o el hidrógeno.

Existen distintas acciones para lograr estos objetivos. Por un lado, están las que incentivan cambios en la forma tradicional de movilidad. Entre ellas se destaca la intención de favorecer el transporte multimodal, es decir, incentivar el uso de distintos medios de transporte, y cuando sea necesario y posible, su combinación. Para ello es fundamental promover el uso de la bicicleta mediante la construcción de carriles y estacionamientos exclusivos, y la creación de sistemas públicos y semi-públicos de bicicletas compartidas. También debería contemplarse la construcción de carriles exclusivos para el transporte público, y la creación de tarifas planas para acceder al uso de distintos medios de transporte. Otra acción posible es promover el uso de automóviles multiusario, que permitan aumentar la cantidad de pasajeros por vehículo, ya sea con sistemas de alquiler o con vehículos personales. Estas iniciativas requieren de la participación del sector público y del sector privado. Su éxito depende, en parte, de brindar incentivos que las vuelvan atractivas.

Otro tipo de medidas implican reducciones y limitaciones para el uso del auto. Entre ellas se encuentra la reducción de los límites de velocidad, la prohibición del acceso de los automóviles a ciertas zonas de la ciudad, sobre todo a centros urbanos, o la reorganización de los sistemas de logística. En tanto que estas iniciativas implican limitar algo que ya existe, tienen más costo político que técnico o de infraestructura. Por este motivo, son acciones que deben ser explicadas y promocionadas con bastante antelación. A pesar de ello, en las ciudades donde se han realizado, luego de un período breve de cierto disgusto, pasaron a tener la aprobación de la mayoría de los habitantes. Es importante señalar que las medidas restrictivas para el vehículo privado y las que incentivan formas de movilidad alternativa son más efectivas cuando se ponen en marcha de manera simultánea. En definitiva, la movilidad sostenible, pretende hacer de las ciudades lugares más amigables para vivir.

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