Macri logró un amplio respaldo a su gestión a nivel Nacional

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El Gobierno logró el 36% de los votos a nivel nacional y festejó lo que consideró un espaldarazo a su proyecto político. Pero la pelea principal, en la provincia de Buenos Aires, mostró paridad y la presunción de que Cristina puede crecer hasta octubre
Al final, festejaron todos. El macrismo, porque el 36% logrado a nivel nacional y la victoria en las provincias clave le permite consolidarse como la primera fuerza política del país y lograr un mayor respaldo a su agenda de reformas.
También el kirchnerismo salió a celebrar un triunfo, pese a que las cifras parciales no mostraban a Cristina Kirchner en primer lugar.
La ex mandataria subió al escenario pasadas las 3:45 de la madrugada para autoproclamarse vencedora de las PASO en territorio bonaerense: "Hemos ganado la elección en la provincia de Buenos Aires".
"Nunca pensé que iba a tener que pedir perdón a todos los argentinos por este bochorno que hemos vivido en nuestro país", agregó, en referencia a la demoras en el conteo de votos.
Cristina fue más allá al señalar que hubo "manipulación" y que se trató de "un inmenso papelón internacional".
A la hora en la que CFK hizo su alocución, los números oficiales mostraban a su espacio -Unidad Ciudadana- en segundo lugar (34,11%), superado por el de Esteban Bullrich (34,19%).
No obstante, el festejo en el bunker de Cristina, tras los discursos triunfalistas de Macri, Vidal, Carrió y Bullrich, tuvo mucho de desahogo.
En el arranque del conteo, el Gobierno aventajaba por siete puntos a la ex mandataria. Al ir acortándose esa diferencia, se respiró un clima como el de quien logra empatar en el último minuto y mantenerse el derecho a disputar una final.
A esa altura, por supuesto, quedó en segundo plano el hecho de que la elección fuera una interna partidaria y que, por lo tanto, en estas PASO no había ningún cargo en disputa.
En realidad, lo que todo el país político interpretaba como lo verdaderamente en juego era la medición sobre el apoyo popular al proyecto macrista y la constatación de qué tan fuerte permanece la ex presidenta.
No por casualidad, todos advertían que una victoria contundente de Cristina en la provincia (como la prevista por varios de los encuestadores) significaría mucho más que ganar su banca de senadora.
Un resultado abultado a su favor hubiese representado -lisa y llanamente- un notable recorte en el poder político de Macri y hasta un eventual efecto de "pato rengo" para los próximos dos años.
En los días previos a los comicios grandes inversores y pequeños ahorristas buscaron cubrirse a tal posibilidad comprando dólares.
Los informes financieros preveían una fuerte caída de los bonos soberanos y un incremento de 100 puntos básicos del riesgo país, de confirmarse una derrota dura del Gobierno.
Además, ese revés para el oficialismo iba a ser interpretado por los mercados como la imposibilidad de continuar con la agenda de reformas económicas.
En cuanto al dólar -principal termómetro del humor social-, la expectativa era que una eventual victoria K se traduciría en una mayor presión alcista. Esa misma que obligó al Banco Central a abandonar su "neutralidad" y a sacrificar u$s1.800 millones para contener el nerviosismo.

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