La definición de la Real
Academia Española ni se hizo esperar ni sorprendió. Para que no quedaran dudas,
la entidad ibérica usó el capítulo que
abre su primer manual de estilo del idioma español para volver a expresar su
rechazo al lenguaje inclusivo.
En las primeras páginas de su «Libro de estilo de la
lengua española», la entidad que se arroga la tarea de velar por la lengua
castellana considera innecesarias las variables que se han desarrollado en
Hispanoamérica para incluir el género masculino y femenino en su formulación.
«Todos y todas», «todes», «todxs» o
«tod@s» son construcciones que la Real Academia rechaza. Es que la
institución considera que el género masculino de las palabras, «por ser el
no marcado, puede abarcar el femenino en ciertos contextos».
La opinión que la Academia tiene sobre el lenguaje inclusivo
se incluyó en su manual de estilo porque ese volumen, editado junto a
Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), pretende funcionar como
guía ante interrogantes idiomáticos que han surgido en los últimos años y que,
en casos como el del lenguaje inclusivo, han llegado a despertar alguna
polémica.
Este rechazo, que se suma a varias expresiones contrarias al
lenguaje inclusivo que ya tuvieron lugar entre autoridades de la RAE, llega
algunas semanas antes de que la Academia deba expedirse con un informe sobre la
posible modificación del texto de la Constitución española que encargó la
vicepresidenta de Gobierno de ese país con el objetivo de que esa Carta Magna
reflejara mayor paridad entre hombres y mujeres.
«El problema es confundir la gramática con el
machismo», dijo Darío Villanueva, director de la RAE, ante esa solicitud:
es la postura que la Academia vuelve a tomar en su manual de estilo y que,
adelantaron desde la institución, muy probablemente tomará al elaborar su
informe sobre la Constitución.
A pesar de la posición institucional, el lenguaje inclusivo
ha ganado espacio en distintos ámbitos. En Latinoamérica, la cadena televisiva
Fox Premium estrenó en octubre la serie «Pose», pionera en tener
subtítulos con lenguaje inclusivo, tanto en castellano como en portugués.
«Les chiques» se lee, por ejemplo, en las letritas blancas que
acompañan los diálogos de sus personajes.
También en octubre, una campaña gráfica de la Ciudad de
Buenos Aires usó la «x» en sus carteles: «Todxs tenemos derecho
a información, educación y atención gratuita de nuestra salud sexual»,
decía uno de ellos. En ese entonces, Guadalupe Tagliaferri, ministra de
Desarrollo Humano y Hábitat, sostuvo: «Tal vez la Real Academia Española
se enoje un poco, y alguno tal vez nos acuse de que estamos destruyendo el
idioma, en este contexto nos parece muy importante porque estamos hablándoles a
los jóvenes».
Es que, aunque de forma incipiente, el lenguaje inclusivo
empieza a expandirse en Argentina, especialmente entre adolescentes que lo usan
en su habla cotidiana, tanto oral como escrita. Un ejemplo de esto que cobró
notoriedad fueron las palabras de Natalia Mira, integrante del Centro de
Estudiantes del Carlos Pellegrini, que en junio de este año, dos días antes de
que la Cámara Baja votara a favor de la legalización del aborto, instó a
«les diputades indecises» a pronunciarse positivamente en ese debate
legislativo.
El manual de estilo que acaba de editar la RAE, del que se
imprimió una primera tirada de 10.000 ejemplares y que en España se vende a
24,90 euros, no sólo se dedica a rechazar el lenguaje inclusivo. También se
refiere a dudas que surgen de una vida cotidiana cada vez más asociada a la
tecnología: para eso, el libro incluye un glosario con términos como
«tuit», «yutubero» o «guasap». Y hace
recomendaciones tales como escribir «pirata informático» en vez de
«hacker». O, en todo caso, apelar a la castellanización y tipear
«jáquer». Algo parecido ocurre con el dispositivo de almacenamiento «pen
drive»: la RAE invita a escribir «memoria USB» o «lápiz de
memoria». Son expresiones que, al menos en Argentina, resultan muy ajenas
al habla cotidiana. Pero como en el caso del lenguaje inclusivo, la RAE se
aferra a sus convicciones.