
En una reunión de funcionarios de primer nivel de los cinco países que tienen intereses en la Hidrovía Paraná-Paraguay, de 3.442 kilómetros de extensión, entre Cáceres, en el Mato Grosso do Sul en Brasil hasta el puerto de Nueva Palmira en Uruguay, en un momento en el que la administración de Javier Milei avanza con la presentación de una nueva licitación internacional para el dragado y balizamiento de la vía navegable troncal que se producirá durante el último trimestre de año luego de realizar consultas con todo el ecosistema productivo de la autopista fluvial.
Precisamente, para el caso que ocupó a los funcionarios durante la jornada del 25 de junio, la posible revisión del 7º Reglamento es un reclamo constante del Centro de Armadores Fluviales y Marítimos (CAFyM) que sostienen que «el aumento en la capacidad mejorará notablemente la eficiencia logística, mediante el transporte de un mayor volumen de carga por viaje».
El reglamento actual, acordado entre los países firmantes del Acuerdo de transporte fluvial, establece un límite máximo de 290 metros de eslora y 50 metros de manga para los convoyes de empuje.
Ampliar esta capacidad de transporte fluvial fue el objetivo central del encuentro de funcionarios en la embajada uruguaya en la Argentina y todo indica que a pesar de diferencias políticas y económicas entre los miembros de las delegaciones existe un consenso suficiente para optimizar la autopista fluvial natural del río Paraná que corre con una inclinación mínima del terreno, que es la envidia de otras vías navegables en el mundo, para las que hay que construir complicados mecanismos de esclusas que permitan la navegación de los convoyes de barcos.